Sobre la Fiducia Supplicans

El matrimonio entre personas del mismo sexo, comúnmente conocido como matrimonio homosexual, ha sido una batalla que siempre está sobre el tablero y más últimamente. Sobre todo en Europa.

El Estado reconoce que entre sus súbditos los hay que sienten el impulso del amor sexual hacia personas de su mismo sexo. La Iglesia siempre ha reconocido la igualdad de todas las personas, independientemente de su condición sexual. Además, el actual Papa Francisco ha incidido en ello. Y somos muchos los que entendemos que la opción sexual es algo muy muy secundario ante las opciones morales que nos aquejan cada día. 

Aún así, hay una fuerte presión social. Hay una tendencia histórica donde una persona homosexual era sinónimo de persona rota y profundamente equivocada. Pero hoy en día no lo vemos así.

Historia

La historia del matrimonio homosexual en España es una crónica de superación y resistencia. Antes del cambio de milenio, la idea de un matrimonio entre personas del mismo sexo era poco más que una utopía. Pero tras un intenso debate social y político, el 3 de julio de 2005, España se convirtió en el tercer país del mundo en reconocer este proceso civil de forma plena.

Hubo parejas de hombres y mujeres, después de años e incluso décadas de relación, acudiendo emocionados a los ayuntamientos para formalizar su unión. Esa imagen, grabada en la memoria colectiva, simboliza un cambio muy fuerte en la concepción de la familia y del amor en la sociedad.

Para comprender la magnitud de este cambio, es clave revisar los archivos periodísticos de la época. Las portadas reflejan un antes y un después en la historia social de España.

 

Históricamente, la lucha por el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT en España comenzó mucho antes del cambio legislativo de 2005. Durante la dictadura de Franco, la homosexualidad estaba penalizada y era perseguida. Con la llegada de la democracia, empezaron a florecer los movimientos que reivindicaban la igualdad y el reconocimiento.

Legislación

La legislación que ampara el matrimonio homosexual en España es un ejemplo de cambio jurídico en sintonía con los cambios en la sociedad. La ley 13/2005, de 1 de julio, modificó el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, reconociendo los mismos derechos y obligaciones que tiene cualquier matrimonio.

Desde entonces, la normativa española ha servido como referente para otros países. 

El reconocimiento legal fue importante en un sentido: ha proporcionado seguridad jurídica y una sensación de pertenencia a una sociedad que por fin reconocía su amor como igualmente válido.

 

La Fiducia Supplicans va por el mismo derrotero: ¡que nadie se sienta excluido! La Iglesia es la casa de todos. Y aunque el mensaje es el mismo, la forma ha cambiado. Y esa “forma” es la que ha generado polémica. ¿Cómo bendecir una relación que es pecaminosa? Pero, al mismo tiempo, ¿cómo hacer que todos se sientan incluídos?

Opinión pública

La opinión pública en España y en todo el mundo occidental ha jugado un papel crucial en la consolidación del matrimonio homosexual. El cambio en la percepción social ha sido notorio. 

Y la Iglesia tampoco quiere remar en contra de la opinión pública si puede evitarlo, pues hay cierto “marketing” que ha de tenerse en cuenta. Sus principios son inamovibles, sí, pero la forman hombres y quiere expandir el mensaje del amor de Dios por todas las criaturas humanas. Es un grandioso mensaje, ¿pero cómo llegar si los hay que la ven como Newton, la Gran Ramera de Babilonia?

Es un equilibrio complicado.